¿Cómo lograr que una persona tenga efectiva identidad?
¿Por qué el hincha de un club a lo largo de su vida no puede tener simpatía, pero sí respeto, al menos, por otra divisa? ¿Existe acaso una metamorfosis en el ser humano que lo puede transferir de una sociedad o comunidad a otra?
¿O es indispensable que la identidad pase sólo por aquellos que nacidos en un lugar vivan, estudien, se hagan mayores, trabajen allí?
Es un asunto de discusión y de larga data, que bien podría pasar a manos de expertos y conspicuos personajes para recibir mayores elementos de juicio, mucho más allá de lo que es nuestra sensibilidad chalaca. Sensibilidad única en el territorio nacional.
Para nosotros la identidad se vive muy dentro del sentimiento y el arraigo, es lo mismo que el marcado regionalismo que lo llevamos encima, donde vivamos, nos hayamos ido del Callao o nuestras familias estén en otras latitudes. La identidad nadie nos la arrebata porque es como nuestro ADN, tal nuestro nombre y apellido.
No hay posibilidad que los chalacos cambiemos por nada al mundo. Más bien, nos sentimos enaltecidos cuando vemos como crecemos con el aporte de limeños y también de provincianos que llegan al puerto y por distintas razones permanecen aquí, haciendo una nueva vida que no quieren dejar.
Son aquellos que ávidos por recorrer nuestras calles empedradas y barrios multicolores, de balcones y entradas a callejones, de rostros salseros y paredes rosadas, de comidas maravillosas y olor a intenso mar, de plazas y pasajes simpar, deciden que el Callao es su casa y se integran a los nuestros.
La identidad está a flor de piel. No la perdemos nunca. Está marcada para siempre. Bendito sea el Callao.
Fuente : Oficina de Imagen Institucional y Protocolo
20 de septiembre de 2019